miércoles, 3 de noviembre de 2010

Educar el pensamiento crítico

Una apuesta innovadora en Educación para el Desarrollo

Unimos, gracias al decidido compromiso de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo –AECID-, ejecutará el proyecto denominado “Piloto para la implementación del enfoque de Desarrollo del Juicio Moral (Lawrence Kohlberg) como metodología de enseñanza-aprendizaje en Educación para el Desarrollo”, partir del mes de diciembre de 2010.

El proyecto pretende construir una propuesta pedagógica a través de la cual puedan generarse procesos de enseñanza-aprendizaje de los contenidos, procedimiento y actitudes de la educación para el desarrollo, a partir de la teoría del juicio moral de Lawrence Kohlber, que se basa en la exposición de los jóvenes a dilemas morales hipotéticos y reales. El trabajo se realizará con jóvenes y profesores de Madrid, Barcelona y Logroño.

El desarrollo del juicio moral es tan importante como el desarrollo del pensamiento cognitivo, porque constituye el universo de las decisiones personales que afectan la vida comunitaria. Sin embargo, la educación se ocupa principalmente de formar el intelecto y el cuerpo, dejando de lado o descuidando estrategias significativas que permitan al joven construir una constelación de valores que les lleve a respetar a la persona humana, las leyes y el entorno y a construir sociedades justas que basen sus decisiones en el diálogo, la justicia y el consenso, no solo en el entorno inmediato, sino también en pueblos y culturas distantes.

Kohlberg demostró que el juicio moral se desarrolla en cada individuo pasando por una serie de fases o etapas. Estas etapas son las mismas para todos los seres humanos y se dan en el mismo orden, creando estructuras que permitirán el paso a etapas posteriores. Sin embargo, no todas las etapas del juicio moral surgen de la maduración biológica sino que están ligadas a la interacción con el ambiente.

Dentro sus teorías y propuestas metodológicas, Kohlberg demostró que a través de la exposición de los jóvenes a razonamientos cada vez más complejos y de la creación de un entorno democrático y participativo, era posible llevarlos a desarrollar juicios basados en principios en los que primara el bien común sobre los intereses particulares.

La educación para el desarrollo requiere de la construcción de metodologías que hagan que su mensaje llegue de forma eficaz a los jóvenes y que transforme sus ideas, creencias y hábitos hacia comportamientos más solidarios y duraderos en el tiempo. No basta sólo con identificar y desarrollar contenidos sólidos, la forma como estos se transmiten es determinante en la transformación personal y comunitaria que nos lleve verdaderamente a la construcción de sociedades justas y solidarias.